Lo primero que hacemos es colocar en una bandeja diferentes frutas del tiempo, las vemos y las tocamos muy despacio, su textura, tamaño y forma.
A continuación les vendamos los ojos uno a uno y tienen que averiguar la fruta que están tocando a través del sentido de tacto solamente.
Así han llegado a la conclusión de que el sentido del tacto se encuentra en las manos y que a través de ellas podemos tocar todo lo que nos rodea y averiguar cómo son las cosas, aunque no las veamos.
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